“Que Dios te bendiga”. Esta es una declaración común entre los cristianos. Al despedirnos de una persona es frecuente que usemos esta oración, la cual va cargada de sinceridad y buenos deseos.
Pero ¿será posible que está declaración cristiana se ha vuelto tan común, que ha perdido su impacto y profundidad?
Cuando vemos las páginas del Nuevo Testamento descubrimos que la enseñanza, y sobre todo el ejemplo apostólico van más bien en otra dirección. No se trata de sólo desear bendición para los creyentes, se trata de ser de bendición para ellos.
Cuando vemos el ejemplo del Señor descubrimos que Él no abrió los cielos para desearnos desde su trono una palabra de bendición. El Señor Jesús se levantó del trono, descendió del cielo, vivió entre los hombres y murió en la cruz para bendecirnos plenamente.
La mejor bendición es aquella que no sólo se desea para los demás, sino aquella que surge cuando nosotros decidimos ser personas de bendición para otros.
Somos esta clase de personas cuando nos levantamos, cuando actuamos, cuando servimos y cuando vemos más allá de nosotros mismos.
Ser cristiano es un llamado a imitar a Jesús. Él fue una persona de bendición, por lo tanto, usted y yo somos llamados a ser personas que bendicen a otros.
Hagamos algo práctico hoy.
Pero ¿será posible que está declaración cristiana se ha vuelto tan común, que ha perdido su impacto y profundidad?
Cuando vemos las páginas del Nuevo Testamento descubrimos que la enseñanza, y sobre todo el ejemplo apostólico van más bien en otra dirección. No se trata de sólo desear bendición para los creyentes, se trata de ser de bendición para ellos.
Cuando vemos el ejemplo del Señor descubrimos que Él no abrió los cielos para desearnos desde su trono una palabra de bendición. El Señor Jesús se levantó del trono, descendió del cielo, vivió entre los hombres y murió en la cruz para bendecirnos plenamente.
La mejor bendición es aquella que no sólo se desea para los demás, sino aquella que surge cuando nosotros decidimos ser personas de bendición para otros.
Somos esta clase de personas cuando nos levantamos, cuando actuamos, cuando servimos y cuando vemos más allá de nosotros mismos.
Ser cristiano es un llamado a imitar a Jesús. Él fue una persona de bendición, por lo tanto, usted y yo somos llamados a ser personas que bendicen a otros.
Hagamos algo práctico hoy.
1 comentario:
Desde que Dios nos creo nos bendijo y somos imagen y gloria de El, por ello por naturaleza somos todos bendecidos asi que recordemonos diariamente lo bendecidos que somos y hoy mas por tener a Jesus en nosotros
Merald
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