Si usted está perdido en medio de una espesa selva y la única forma de salir es usar la brújula que tiene en su mano, más vale que ella esté funcionando bien, pues de lo contrario, estará dando vueltas y vueltas sin poder encontrar la salida y aumentando más el nivel de ansiedad y desesperación.
De la misma forma, vivimos en un mundo que a veces es muy parecido a una selva, en la que tenemos que aprender a lidiar con presiones que llegan a nosotros de diferentes formas y tamaños. Es en medio de un desafío así que necesitamos tomar decisiones, buenas decisiones y para ello es importante tomar en cuenta qué “brújula” vamos a usar.
Muy frecuentemente, las personas tomamos decisiones de acuerdo a lo que sentimos “en nuestro corazón”, o dicho de otra forma, nos guiamos por lo que sentimos, por lo que nuestras emociones en un determinado momento nos indican. No es extraño escuchar algo como: “Siento que debo hacer esto”. Aquí la base de la decisión se encuentra en lo que se siente y no en lo que se sabe, y conducirnos de esa manera es peligroso.
La Palabra de Dios dice que el corazón es perverso y engañoso. Nuestro corazón no es la mejor guía para saber cuál es el mejor camino a tomar. Si bien es cierto que lo que sentimos es válido, no debería ser la única guía por medio de la cual decidimos el destino de nuestra vida.
Lo que sentimos cambia; hoy sentimos algo, mañana el sentimiento se ha ido. Ir por la vida dirigiendo nuestros pasos por lo que sentimos es entrar en un camino lleno de inestabilidad. Por otro lado, cuando lo que sentimos comienza a dominar nuestro ser, lo que sabemos parece perder fuerza en nuestro interior.
Si queremos tomar buenas decisiones, el segundo principio indispensable es: Tenga cuidado con su corazón. La Biblia nos dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”.
De la misma forma, vivimos en un mundo que a veces es muy parecido a una selva, en la que tenemos que aprender a lidiar con presiones que llegan a nosotros de diferentes formas y tamaños. Es en medio de un desafío así que necesitamos tomar decisiones, buenas decisiones y para ello es importante tomar en cuenta qué “brújula” vamos a usar.
Muy frecuentemente, las personas tomamos decisiones de acuerdo a lo que sentimos “en nuestro corazón”, o dicho de otra forma, nos guiamos por lo que sentimos, por lo que nuestras emociones en un determinado momento nos indican. No es extraño escuchar algo como: “Siento que debo hacer esto”. Aquí la base de la decisión se encuentra en lo que se siente y no en lo que se sabe, y conducirnos de esa manera es peligroso.
La Palabra de Dios dice que el corazón es perverso y engañoso. Nuestro corazón no es la mejor guía para saber cuál es el mejor camino a tomar. Si bien es cierto que lo que sentimos es válido, no debería ser la única guía por medio de la cual decidimos el destino de nuestra vida.
Lo que sentimos cambia; hoy sentimos algo, mañana el sentimiento se ha ido. Ir por la vida dirigiendo nuestros pasos por lo que sentimos es entrar en un camino lleno de inestabilidad. Por otro lado, cuando lo que sentimos comienza a dominar nuestro ser, lo que sabemos parece perder fuerza en nuestro interior.
Si queremos tomar buenas decisiones, el segundo principio indispensable es: Tenga cuidado con su corazón. La Biblia nos dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”.
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