Cada generación pasa por un momento en el que los héroes se vuelven parte natural de la vida. Es común observar que los juguetes preferidos de los niños muchas veces son figuras de súper héroes a los que ellos admiran por sus poderes, sus hazañas o hasta por los vivos colores de sus trajes.
A las personas de mi generación seguramente les pasará lo mismo que a mí. Cuando vemos otra vez las películas o las series de la infancia en las que aparecían nuestros héroes, nos damos cuenta que en realidad no eran tan fuertes o tan hábiles y los efectos especiales que nos fascinaban en la niñez ahora no nos parecen tan espectaculares.
Ahora bien, existe otra clase de héroes; no vuelan, no trepan por las paredes ni manejan armas de última tecnología y su apariencia más bien es discreta, casi inadvertida. No obstante son reales, existieron, enfrentaron verdaderos desafíos y no se dieron por vencidos. Fueron personas invencibles y sus vidas están descritas en las páginas de la Biblia.
Usted y yo vivimos en otro tiempo, con otras circunstancias y sin embargo, enfrentamos desafíos similares a los de ellos. La clave del éxito de estos héroes verdaderos no era su propia capacidad para resolver sus problemas, era el poder de Dios y su compromiso con ese Dios. Nosotros podemos, al igual que ellos, tomar el poder de nuestro Dios y hacer de nuestra relación con Él algo tan vital que nos ayude a ser invencibles ante los desafíos de la vida moderna.
Miguel Ángel López H.
A las personas de mi generación seguramente les pasará lo mismo que a mí. Cuando vemos otra vez las películas o las series de la infancia en las que aparecían nuestros héroes, nos damos cuenta que en realidad no eran tan fuertes o tan hábiles y los efectos especiales que nos fascinaban en la niñez ahora no nos parecen tan espectaculares.
Ahora bien, existe otra clase de héroes; no vuelan, no trepan por las paredes ni manejan armas de última tecnología y su apariencia más bien es discreta, casi inadvertida. No obstante son reales, existieron, enfrentaron verdaderos desafíos y no se dieron por vencidos. Fueron personas invencibles y sus vidas están descritas en las páginas de la Biblia.
Usted y yo vivimos en otro tiempo, con otras circunstancias y sin embargo, enfrentamos desafíos similares a los de ellos. La clave del éxito de estos héroes verdaderos no era su propia capacidad para resolver sus problemas, era el poder de Dios y su compromiso con ese Dios. Nosotros podemos, al igual que ellos, tomar el poder de nuestro Dios y hacer de nuestra relación con Él algo tan vital que nos ayude a ser invencibles ante los desafíos de la vida moderna.
Miguel Ángel López H.
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