NUESTRA VISIÓN

Nuestra Visión: Ser una iglesia en crecimiento, apasionadamente comprometida con Cristo.



jueves, 16 de julio de 2009

UNA VIDA REALMENTE LOCA


Frustración, falta de propósito en la vida, depresión y deseos suicidas son algo cotidiano para muchas personas en nuestro mundo. La vida se vuelve una mecánica rutina en la que ya no se sabe por qué se hacen las cosas ni para dónde se va.
La sociedad occidental busca su identidad y subsecuente felicidad en la obtención de bienes de todo tipo. Parece que el valor de las personas para muchos viene de la manera en la lucen o de la educación que han recibido.
Muchas personas buscan la felicidad en aquellas cosas que el dinero puede comprar. Se enfrascan en una vida de activismo pensando que al final recibirán el beneficio de su esfuerzo y olvidan que sólo lo barato se compra con dinero.
Para otros la felicidad está en dar rienda suelta en su vida a toda clase de placeres, van desde lo socialmente aceptado hasta lo más profano y en su peregrinaje consiguen más heridas que alegrías. La persona que vive para el placer ocupará la primera mitad de su vida en hacer miserable la segunda mitad de ella.
Mucho se ha hablado acerca de la fórmula de la felicidad en esta vida, muchos han hecho largas expediciones para obtenerla y otros han pagado grandes sumas de dinero sin mayores resultados. El problema de nosotros los humanos es que hemos olvidado un “detalle” que hace una tremenda diferencia: Dios nos hizo y sólo tomándolo en cuenta a Él la vida alcanza todo su potencial.
Como alguien dijo: “Nos hiciste para Ti y nuestras almas no descansan hasta que lo hacen en Ti”. Fue Jesús quien dejó clara esta verdad: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. Cualquier otra forma de vida en la que Jesucristo no es el centro es una burda caricatura de lo que significa vivir y una auténtica locura, son intentos fallidos de querer alcanzar el máximo pues aún cuando obtengamos muchas cosas en nuestro viaje por esta tierra y nos embriaguemos de sus placeres, cuando estemos en la soledad de nuestra vida nos daremos cuenta que nada de eso ha sido suficiente para hacernos sentir realmente vivos.
En esta vida hay dos tipos de ateos; unos viven sin creer en la existencia de un Dios, y otros aunque dicen creer en Él viven como si no existiera. Para ambos está reservada la misma suerte: Una vida vacía y sin sentido y lo peor…una eternidad en tormento para lamentarse de haber desperdiciado el bien más valioso con el que contaron, su propia vida.
Miguel Ángel López H.

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